REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
EN SU NOMBRE:
JUZGADO CUARTO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL, MERCANTIL Y DEL TRÁNSITO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO TACHIRA. San Cristóbal, 05 de agosto de 2025.
215° y 166°
Por recibido, constante de veinticinco (25) folios útiles y ochenta y cuatro de (84) anexos. Désele entrada en los libros respectivos, fórmese expediente, inventaríese y háganse las anotaciones de estadísticas.
Así las cosas, la demanda que actualmente nos ocupa es por el motivo de FRAUDE PROCESAL interpuesta por el ciudadano GERARDO ANTONIO VIVAS CHACÓN, venezolano, mayor de edad, titular de la cédula de identidad N° V- 4.634.928, asistido por el abogado RAFAEL GABINO CASTELLANOS MENESES, inscrito en le I.P.S.A bajo el N° 279.877 contra los ciudadanos LECEVINDA MONSALVE PASTRAN, LUIS ANTONIO VIVAS MONSALVE, MAITHE DEL PILAR VIVAS MONSALVE, JESUS ALBERTO VIVAS MONSALVE, JOSE DOMINGO CONTRERAS MONSALVE Y TULIO ANTONIO CONTRERAS MONSALVE.
Ahora bien, de la revisión de la misma se observa que la pretensión del demandante es que sea declarada la nulidad absoluta de la sentencia dictada por el Tribunal Quinto De Primera Instancia De Protección Del Niño, Niña Y Del Adolescente De La Circunscripción Judicial Del Estado Táchira de fecha 27 de noviembre de 2009, así como la ejecución de la sentencia dictada por el Tribunal Cuarto de Primera Instancia del mismo Tribunal de Protección del estado Táchira de fecha 01 de noviembre de 2021, expediente N° 51045.
Así, en toda situación procesal inherente a los asuntos de competencia, se debe observar lo dispuesto en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, las normas especiales que regulan lo controvertido y supletoriamente lo que disponga el Código de Procedimiento Civil.
En el Texto Constitucional se regula el concepto y todo lo que envuelve el Debido Proceso, al disponer en el artículo 49 numeral 4, lo siguiente:
“Artículo 49.- El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y administrativas y, en consecuencia:
(…)
4. Toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces naturales en las jurisdicciones ordinarias o especiales, con las garantías establecidas en esta constitución y en la ley. (...)”
Al respecto, el Tribunal Supremo de Justicia manifestó:
“(…) la garantía del juez natural ha sido analizada por esta Sala Constitucional, desde su sentencia N° 144/2000, (caso: Universidad Pedagógica Experimental Libertador) como una garantía judicial, “es una de las claves de la convivencia social y por ello confluyen en ella la condición de derecho humano de jerarquía constitucional y de disposición de orden público, entendido el orden público como un valor destinado a mantener la armonía necesaria y básica para el desarrollo e integración de la sociedad. Dada su importancia, no es concebible que sobre ella existan pactos válidos de las partes, ni que los Tribunales al resolver conflictos atribuyan a jueces diversos al natural, el conocimiento de una causa. El convenio expreso o tácito de las partes en ese sentido, al igual que la decisión judicial que trastoque al juez natural, constituyen infracciones constitucionales de orden público”.” (Sala Constitucional, fallo de fecha 14-02-2020, Exp. N° 20-0062).
El Derecho Constitucional al Juez natural implica ser juzgado con garantiza de que los juicios sean tramitados por el juez idóneo y especialista en las áreas de su competencia. Aunado a la circunstancia de que, las reglas que determinan la competencia por la materia son de Orden Público. Y así, el ser juzgado por el Juez natural es una garantía judicial y un elemento necesario para que pueda existir el debido proceso.
Por otra parte, se hace necesario señalar lo establecido por la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia en decisión de fecha 13 mayo de 2009, en la que expreso:
A efecto de determinar la competencia, resulta pertinente traer a colación que la Sala Constitucional en sentencia número 908 del 4 de agosto de 2000, caso Hans Gotterried Ebert Dreger, estableció varios criterios fundamentales en materia de fraude procesal, entre los cuales interesa destacar los siguientes:
1.- En primer lugar, determinó que existen dos vías procesales para enervar el dolo procesal en general, aplicables de acuerdo a cómo se manifiesta la situación procesal: una acción principal o un incidente dentro del proceso donde tiene lugar, si ello fuese posible, y que, cuando el fraude ocurre dentro de un proceso, puede plantearse en el mismo, es decir, que su conocimiento corresponde al propio Juez que tramita la causa en la cual se produce la conducta fraudulenta. En ese sentido, planteó lo siguiente:
”Cuando el fraude ocurre dentro de un sólo proceso, puede detectarse y hasta probarse en él, ya que allí pueden estar todos los elementos que lo demuestren; pero la situación cambia cuando el fraude es producto de diversos juicios, donde los incursos en colusión actúan cercando a la víctima, y donde las partes de los procesos son distintas, excepto la víctima y tal vez uno de los incursos en colusión. Pretender que en cada proceso haya que plantear por vía incidental el fraude, es dejar indefensa a la víctima, ya que en cada uno de ellos no se podrá alegar la colusión de las diversas personas que conforman el círculo artero, puesto que ellas pueden no ser partes en todos los juicios, y mal podría declararse el fraude múltiple producto de la combinación entre ellos, sin oírlos. De allí, que en supuestos como éstos, la única manera de constatarlo es mediante una demanda que englobe a todos los partícipes, donde -además- se les garantiza el derecho de defensa. Nacen así, dos vías procesales para enervar el dolo procesal en general, de acuerdo con la situación como se manifiesta, una acción principal o un incidente dentro del proceso donde tiene lugar, si ello fuese posible.
(…)
La declaratoria de la nulidad, con su secuela: la pérdida de efecto de los procesos forjados, viene a ser la medida necesaria tendente a sancionar la colusión y el fraude procesal, a que se refiere el artículo 17 antes aludido, y que si bien es cierto (la nulidad) no está prevista expresamente en la ley, es ella el resultado lógico y natural de la sanción al fraude, contemplada en figuras cuya aplicación analógica es posible, como la invalidación en proceso el civil, o la revisión en el penal. Mal puede asentarse, como lo hizo una decisión de la Sala de Casación Civil de la extinta Corte Suprema de Justicia, de fecha 17 de marzo de 1999, que el citado artículo 17 sólo prevé el fraude procesal dentro de un juicio y que sólo dentro de éste (endoprocesalmente) puede plantearse. Tal razonamiento evade la realidad, pues el fraude puede ser el resultado de varios juicios, en apariencia independientes, además de que el artículo 17 eiusdem está colocado dentro de las Disposiciones Fundamentales del Código de Procedimiento Civil; es decir, dentro de las normas prevenidas para el proceso en general.
(…)
Es una parte (la víctima), que reclama judicialmente a los colusionados, el fraude; y el derecho invocado consiste en que se anulen los diversos procesos fraudulentos, o sectores de ellos, siendo el juicio ordinario la vía legal para ese logro, al carecer los Códigos de un procedimiento especial a este efecto, tratándose -además- de uno o más procesos artificialmente construidos, con el solo fin de dañar a una parte. Claro está, que cuando el engaño, unilateral o multilateral ocurre en un solo proceso, en principio no será necesario acudir fuera de él para solicitar la constatación de los hechos y obtener la declaratoria de nulidad” (resaltado de este fallo).
2.- Igualmente, el aludido fallo estableció lo siguiente en relación con la determinación del Juez competente para conocer de un proceso autónomo por fraude procesal:
”Un proceso autónomo por fraude procesal puede incoarse ante el juez que conoce de todas las causas, o de alguna de ellas, y aun ante un juez distinto; y si todas las causas se encuentran en una misma instancia, deben acumularse, así haya precluido la oportunidad para decretar la acumulación, ya que se trata de un vicio contrario al orden público o a las buenas costumbres, que amerita una providencia especial en tutela de dichos valores; lo cual, a tenor del artículo 11 del Código de Procedimiento Civil, es una providencia que pueden ordenar los jueces en resguardo del orden público o las buenas costumbres.
Si los procesos se encuentran en instancias diferentes, a criterio del juez que conoce de la acción por fraude, y fundado en el citado artículo 11, puede ordenar la suspensión de los más avanzados. Luego, estructuralmente la existencia de diversos jueces que conocen varios procesos, no es obstáculo para rechazar una acción que no está expresamente prohibida por la ley” (resaltado de este fallo).
3.- También estableció que este tipo de pretensiones deben ventilarse a través del procedimiento ordinario, por no existir un procedimiento especial para su tramitación:
Ahora bien, fuera de la jurisdicción penal, la petición de la declaratoria de fraude y sus efectos: la anulación de los procesos ideológicamente forjados, tiene que ser el resultado de una declaratoria jurisdiccional, que conforme al artículo 338 del Código de Procedimiento Civil, debe obtenerse en juicio ordinario, ya que dicha norma reza: “Las controversias que se susciten entre partes en reclamación de algún derecho, se ventilarán por el procedimiento ordinario, si no tienen pautado un procedimiento especial”.
Es una parte (la víctima), que reclama judicialmente a los colusionados, el fraude; y el derecho invocado consiste en que se anulen los diversos procesos fraudulentos, o sectores de ellos, siendo el juicio ordinario la vía legal para ese logro, al carecer los Códigos de un procedimiento especial a este efecto, tratándose -además- de uno o más procesos artificialmente construidos, con el solo fin de dañar a una parte. Claro está, que cuando el engaño, unilateral o multilateral ocurre en un solo proceso, en principio no será necesario acudir fuera de él para solicitar la constatación de los hechos y obtener la declaratoria de nulidad.
En ese mismo sentido, en sentencia de la Sala Constitucional número 2604 del 16 de noviembre de 2004, se estableció que, cuando se intenta un amparo en el que se denuncia un fraude procesal y éste sólo se le imputa a particulares, la competencia para conocer le corresponde al mismo Juez que tramitó el juicio cuya validez se cuestiona; y que cuando el fraude, además de las partes se le atribuye al Juez, el competente es un Tribunal Superior al que tramitó el juicio:
“Considera esta Sala que, cuando se intenta un amparo en el que se denuncia un fraude procesal y éste sólo se le imputa a particulares, son éstos los sujetos pasivos de la pretensión (agraviantes) y, por tanto, no se está en presencia de un amparo contra decisión judicial, sino de un amparo contra particulares, aún cuando su estimación apareje, como consecuencia, la declaratoria de inexistencia del juicio simulado.
En este último supuesto, no es el artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales el aplicable para la determinación del Tribunal competente, sino que, como la nulidad es la sanción al fraude, por aplicación analógica del artículo 329 del Código de Procedimiento Civil, relativo al juicio de invalidación (Cfr. s.S.C. n° 910/04.08.00, caso: Intana, C.A.), corresponde dicha competencia al mismo Juez que tramitó el juicio cuya validez se cuestiona.
Distinto es cuando, además de las partes, se atribuye el fraude al Juez, en cuyo caso es absurdo que sea el mismo quien conozca del amparo; en este supuesto se requiere, indefectiblemente, la aplicación del artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, y, por tanto, el competente es un Tribunal Superior al que tramitó el juicio que, con anuencia del Juez, supuestamente se simuló”.
Aplicando los criterios precedentemente señalados al caso de autos, debe esta Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia concluir que la competencia para decidir el fondo de la presente demanda de fraude procesal, le corresponde al mismo Juzgado que tramitó el juicio cuya validez se cuestiona, esto es, al Tribunal Segundo de Primera Instancia de Juicio del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Mérida, en vista de que dicho fraude sólo se le imputa a la parte accionante en el juicio cuestionado( omisis).”.
Así las cosas, la pretensión en la presente causa versa sobre el fraude procesal incoado por el ciudadano GERARDO ANTONIO VIVAS CHACÓN, venezolano, mayor de edad, titular de la cédula de identidad N° V- 4.634.928, asistido por el abogado RAFAEL GABINO CASTELLANOS MENESES, inscrito en le I.P.S.A bajo el N° 279.877 contra los ciudadanos LECEVINDA MONSALVE PASTRAN, LUIS ANTONIO VIVAS MONSALVE, MAITHE DEL PILAR VIVAS MONSALVE, JESUS ALBERTO VIVAS MONSALVE, JOSE DOMINGO CONTRERAS MONSALVE Y TULIO ANTONIO CONTRERAS MONSALVE, venezolanos, mayores de edad, titulares de la cédulas de identidad N° V- 4.001.916, V-17.107.338 ,V-16.123.083 , V-17.107.337; en virtud de los juicios llevados por ante los Tribunales de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira, tal como se observa copia certificada de la sentencia de fecha 27 de noviembre de 2009, donde se declara el reconocimiento de la comunidad concubinaria, entre la ciudadana LUCEVINDA MONSALVE PASTRAN y el fallecido DOMINGO VIVAS, ante sala 5 de Juicio Del Tribunal De Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira, en el expediente N° 51045 , por el motivo de RECONOCIMIENTO DE COMUNIDAD CONCUBINARIA, interpuesto por la ciudadana LUCEVINDA MONSALVE PASTRAN contra los ciudadanos GERARDO ANTONIO, NELLY SMYR, ANA MIREYA, SONIA YADIRA, DOMINGO ORLANDO,, LEDDY MARISOL Y JOSE LUIS VIVAS CHACON , MAITHE DEL PILAR, LUIS ANOTNIO Y JESUS ALBERTO VIVAS MONSALVE, LUIS ALBERTO VIVAS PEÑARANDA, EDWARD DOMINGO, GIOVANNY ANTONIO, KEYLA DEL PILAR, YEFFERSON JOSE, MARIA DE LOS ANGELES Y NELIANA CAROLINA VIVAS, tal como consta en los recaudos consignado con el libelo de demanda marcado con la letra “D” que conforma parte del legajo “I”,
Así, se puede observar que se pretende la declaratoria de la nulidad a través del fraude procesal de los juicios tramitados y llevados por el Juzgado Quinto de Primera Instancia De Protección de Niños, Niñas y Niños en el expediente N° 51045 y la ejecución de sentencia dictada por el Tribunal Cuarto de Primera Instancia del Tribunal de protección de fecha 01 de noviembre de 2021. A tal efecto, quien aquí dilucida y conforme al criterio jurisprudencial, en la que establece que el fraude procesal se interpone donde se dictó la sentencia, debido al origen o la naturaleza del proceso fraudulento, ya que el fraude procesal en sí mismo es una figura que atenta contra la administración de justicia en general, tiene esta juzgadora la convicción que la pretensión planteada conlleva al fuero atrayente de la jurisdicción especial de protección de Niños, Niñas y Adolescentes.
Por ende, no es este Juzgado el idóneo para conocer de la presente causa, por lo que DECLINA LA COMPETENCIA en el Juzgado Coordinador del Circuito Judicial de Protección del Niño, Niña y Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira, UNIDAD DE RECEPCIÓN DE DOCUMENTOS (U.R.D.D.). Y así se establece.
Sobre la base de lo antes expuesto, este Juzgado Cuarto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira, administrando Justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley, decide lo siguiente:
PRIMERO: SE DECLARA INCOMPETENTE por la materia para conocer y decidir sobre la demanda por FRAUDE PROCESAL, formulada por el ciudadano GERARDO ANTONIO VIVAS CHACÓN, venezolano, mayor de edad, titular de la cédula de identidad N° V- 4.634.928, asistido por el abogado RAFAEL GABINO CASTELLANOS MENESES, inscrito en le I.P.S.A bajo el N° 279.877 contra los ciudadanos LECEVINDA MONSALVE PASTRAN, LUIS ANTONIO VIVAS MONSALVE, MAITHE DEL PILAR VIVAS MONSALVE, JESUS ALBERTO VIVAS MONSALVE, JOSE DOMINGO CONTRERAS MONSALVE Y TULIO ANTONIO CONTRERAS MONSALVE, venezolanos, mayores de edad, titulares de la cédulas de identidad N° V- 4.001.916, V-17.107.338 ,V-16.123.083 , V-17.107.337.
SEGUNDO: SE DECLINA LA COMPETENCIA para el conocimiento del presente asunto en el Juzgado Coordinador del Circuito Judicial de Protección del Niño, Niña y Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira, UNIDAD DE RECEPCIÓN DE DOCUMENTOS (U.R.D.D.).
Una vez vencido el lapso establecido en el artículo 69 de la Norma Adjetiva Civil, se efectuará la remisión del expediente.
Regístrese, y déjese copia de la presente decisión en el copiador de este Tribunal.
Abg. Johanna Lisbeth Quevedo Poveda
Juez Provisoria
Abg. Wilson Alexander Ruiz Rico
Secretario Suplente
Exp. Nº 10.407
|